martes, 22 de noviembre de 2016


"EL GRAN SUÁREZ"

Don Juan Suárez, un hombre de 58 años, que solo estudió hasta 6to grado de primaria, es uno de los trabajadores de la Asociación Caritas Graciosas y hoy en día, nos traslada a nuestras diferentes actividades para los niños y niñas compartiendo una nueva experiencia y llevando alegría a sus corazones.
Suárez es el chofer de la sede principal de Caritas Graciosas en Miraflores. Todo comenzó en una de nuestras primeras visitas al distrito de Villa el Salvador en el año 2003.
El Gran Suárez como es llamado por los colaboradores de la Asociación, de cabellera blanca, estatura mediana y ojos color marrón claro, que de muy pequeño jugaba con carros y juguetes de construcción, nos cuenta su historia y cómo es que a pesar de todas las adversidades que la vida nos da, depende de uno mismo salir adelante y triunfar en la vida.
Con gestos nostálgicos, Suárez recordó que su vida comenzó ayudando a vender caramelos a su madre en el distrito del Rímac, donde vivía con su hermana y su padre solo llegaba a casa a pedir dinero.
“Vivíamos en la pobreza absoluta- confiesa, A mi papá lo mataron años después cuando yo tenía 8 años. Ahí me di cuenta que yo era el hombre de la familia, y sea como sea algo tenía que hacer para que mi madre y mi hermana comieran”.
Lleno de recuerdos, el Gran Suárez nos cuenta que a los 23 años empezó a trabajar en una panadería, en donde hacía pan desde las 2 de la mañana y salía a venderlo por todas las calles de Lima.
Años después consiguió un trabajo estable junto a su esposa. Los dos armaron un pequeño negocio, el cual al poco tiempo hizo que lo perdiera todo, y a la misma vez a su mujer, ya que lo abandonó. Victoria, su ex mujer, se fue con todo el dinero que habían ahorrado y con otro hombre. Es ahí cuando Juan se pierde en el alcohol, las drogas y se mete a un mundo lleno de vicios.
“Nunca voy a olvidar a mi madre, y todo lo que ella hizo por mi, intento sacarme del vicio al cual había entrado, lo intentó varias veces junto a mi hermana, persistieron tanto que lograron ayudarme”. “Reflexioné y dije, no puedo hacer de mi vida un drama, tengo que salir adelante por mi mamasita, tengo que demostrar que soy el hombre de la casa”.
Hasta que una mañana de Abril del año 2003, en el distrito de Villa el Salvador enfrentó el dilema que le cambió la vida. Mientras barría la calle, Don Suárez veía como un bus llamativo se acercaba al colegio Santa Rosa. Mientras que veía que las profesoras de la Asociación Caritas Graciosas” bajaban los instrumentos y herramientas que utilizarían ese día para enseñarles una nueva experiencia de aprendizaje a los niños y niñas del colegio Santa Rosa, don Suárez se ofrece muy amablemente a ayudarlas y es ahí como la coordinadora agradece su amabilidad y pregunta a qué se dedica. Él les cuenta todo su pasado, y Marilyn Llanos, coordinadora de la Asociación decide ayudarlo en agradecimiento por tal gesto. En sus comienzos, don Suárez entró como portero de la sede de Villa Maria del triunfo, se convirtió en el guardián de las profesoras, auxiliares y demás colaboradores de Caritas Graciosas. Años más tarde, el Gran Suárez se convierte en el chofer del Bus Rum-Rum de esta gran ONG, la cual lleva una nueva y gran experiencia pedagógica a niños y niñas de los sectores más bajos de los distritos de Lima.
“A pesar de todos mis problemas y la vida tan dura que he tenido, agradezco mucho a la señora Marilyn Llanos por la ayuda hasta el dia de hoy, y pues nada más satisfactorio que ser parte de esta Asociación que ayuda a los más pequeños y a sus familias con el objetivo de promover el juego en la sociedad y de darle a los niños una educación innovadora y a la vez se desarrollen sanos y saludables”.

miércoles, 9 de noviembre de 2016




"Caritas Graciosas": Grandes defensores de derechos. Educación de los niños.

Aclaro que es de mi agrado la ayuda social entre nosotras las personas, y más aún si se trata sobre la educación de los niños y niñas en pleno crecimiento.

Me he sorprendido con el trabajo que realiza el grupo que conforma a la Asociación Caritas Graciosas, desde la directora hasta las auxiliares. Este grupo humano, trabaja arduamente con el fin de entregar una propuesta pedagógica innovadora ayudando a niños y niñas en la mejora de su crecimiento siendo reconocido como un sujeto de derecho, en la familia, la comunidad y la escuela. En ella, se prioriza la exploración y el juego como un actividad natural de la infancia en la construcción de un ser más sano, saludable y mejor ciudadano.
Definitivamente, esta asociación es un modelo de desarrollo en nuestra sociedad, ya que cada proyecto que lo integra muestra una gran contribución para mejorar la calidad de atención y educación de los infantes. Dentro de los diferentes proyectos que la conforman, el Proyecto Juguemos en familia con el cuidado de casa, fue el de mayor reconocimiento por la Municipalidad del distrito de Ventanilla específicamente diseñado para los niños y niñas más pequeños, que se encuentran en situaciones de riesgo de retrasos académicos y sociales, producto de la pobreza y la crianza inadecuada. Por tanto, el proyecto busca mejorar las oportunidades de los niños y niñas de 0 a 3 años de edad, para el desarrollo armonioso de su pleno potencial, cognitivo y socioemocional.
Desde mi punto de vista el proyecto tiene interés principal en ejercer una influencia positiva en las decisiones políticas y las relacionadas con los recursos de la comunidad donde interviene. Para mi es importante, desde aquí unir el objetivo de las autoridades con la participación ante este proyecto. Desde la creación de un programa de atención a menores involucrando la participación y desarrollo de un personal calificado. Haciéndolo suyo. Posteriormente, ello significarían ciertas modificaciones en transferencia del modelo lúdico / educativo.